Era extraño, en lo más hondo del armario había mucho de mi. Desde dentro, tenia que encontrar algo que me llevara hasta allí. Saqué todo, lo empuje hacia afuera. Camisas de mi primer trabajo en la ciudad, el traje impoluto de mamá que nunca se llego a estrenar, el bolso que quiso ser la replica del que robaron frente al lago, un 1 de diciembre... Y todos los demás que ocupaban cajas y cajas con parte de lo que fui. Lo volqué, era la única manera de empujarme, también a mi. En cada uno de ellos había cosas en común. Probablemente, viendo el contenido se podría descifrar la identidad de cada persona, de todas aquellas facetas que hoy pretendían ser una.
También encontré la hoja de pedido del JANE KAWAI, adquirido aquel 26 de agosto para mi nuevo bebé. El "croquis" de aquel armario que regalamos a papá por su cumpleaños donde podría dejar "bailar" sus atuendos urbanísticos. Menuda sorpresa te dimos, con la de tiempo que llevaba deseando tenerlo... La tarjeta de aquellas vacaciones en Charneca. Lufisurf fue un oasis para nosotros, que bonitos recuerdos...
Eran muchas vivencias que ya formaban parte del pasado. Comencé a probarme todas las "fundas" que encontré en aquellos cajones que un día arrinconé. Por suerte mi cuerpo entraba mas o menos igual que la última vez que vieron la luz. Había podido recuperar algunos de ellos. Las modas vuelven dicen. Aunque en realidad lo que estaba intentando encontrar, no se colgaba en ninguna percha.
Encontré demasiados atuendos que habían intentado cubrir otros vacíos, como aquellas primeras veces de sha´bam, aquellas jornadas de despachos, bloqueadas después por salas de espera, u horas y horas de consulta en busqueda del resultado a aquella complicada ecuación. El comenzaba a brillar, gracias a muchos factores. También la resiliencia había sido efectiva, también formaba parte del pasado. Había llegado la hora de soltar el despojo...
To be continued...